SINOPSIS
Santiago Valbuena, hijo de un rico hacendado de los Llanos Orientales, lleva una doble vida. Su ambición lo ha llevado a montar una red que vende adinerados cautivos a grupos subversivos. Justo cuando quiere detenerse, Santiago es traicionado por uno de los miembros de su grupo; lo que desencadena una tragedia que afecta a su propia familia. En el que supuestamente sería su último trabajo, cae en su propia trampa y termina secuestrando a su padre. Desde este momento empieza una cadena de intrigas, persecuciones, ajustes de cuentas, traiciones y chantajes, y la confrontación moral de una familia marcada por el desamor.
REFERENCIA

La prestigiosa revista Variety, una de las más importantes de la industria cinematográfica de Estado Unidos, incluyó al director colombiano Orlando Pardo en una lista de los nombres más prometodres del cine del sub continente, al lado de ocho realizadores de América Latina: Simon Bross y Francisco Vargas de México; Julio Chavez y Gaston Pauls de Argentina; Jorge Hernández Aldana de Venezuela; Jorge Olguin de Chile, y de Brasil Eduardo Valente. Esto fue, debido a la presentación de las obras de estos autores a lo largo del año 2006 en diversas muestras y festivales de cine.

Nacido en Bogotá, Orlando Pardo tiene una experiencia de 19 años como actor de televisión, participando en series y telenovelas. Sus interpretaciones han sido reconocidas con los premios Simón Bolívar, TV y Novelas e India Catalina.

Comunicador Social de la Universidad Central, Pardo tomó talleres de dirección de actores y puesta en escena en Los Ángeles, E.U, con Michael Dennevan. Historia de un secuestro (título asignado en Venezuela a Karmma, el peso de tus actos), es su primer largometraje, en el que ha hecho las veces de director, guionista y productor.

A grandes rasgos, Historia de un secuestro es una de las cintas más ambiciosas de la historia de la cinematografía colombiana: 44 días de rodaje, 6 meses de preproducción, 52 mil pies de película en 35 mm, 120 extras, 80 personas diarias delante y detrás de escena, 20 toneladas de equipo, 2 cámaras de cine, 1 helicóptero, 3 haciendas, una orquesta de 38 músicos en su banda incidental, y los principales exponentes del coleo y la música llanera, además de Orlando ‘El Cholo’ Valderrama en la música.

A un costo de $480.000, de los que el propio director financió 150.000, Pardo emerge con la promesa de que se puede hacer buen cine en Latinoamérica, “aunque para eso debas vender el departamento, los dos carros, invertir la mayor parte de los ahorros, saber que te puede costar un divorcio y no ver a tus hijos”, así le pasó, porque como dice la película, a la que se refiere como su primera novia, “es lo que pasa en la vida real de nuestros países, aquí tenemos demasiadas historias que contar. Hollywood ahora voltea sus ojos hacia acá, tienen la tecnología pero se les acabaron las historias de la gente”, explica.

Rodado en los parajes de los Llanos Orientales colombianos, el filme está inspirado en historias reales que conoció Pardo tras regresar de sus estudios como director en Los Ángeles. Víctimas de secuestro que habían sido vendidos a la guerrilla por sus propios seres queridos. Pero más allá de mostrar la industria del secuestro en Colombia, el realizador de esta película utiliza esta excusa para mostrar dramas más íntimos. “Quería contar qué pasa en esta cadena de desgracia y delito, tanto desde el punto de vista de los secuestrados, como de los secuestradores”, comenta. (www.eluniverso.com)

De esta manera, Pardo narra cómo el secuestro de un terrateniente revela la crisis de valores de una familia colombiana adinerada. “Ya era hora de salirse del Cartucho y de las comunas de Medellín. Esta es una zona que también alberga mucho conflicto armado”.

Mediante el trabajo de un equipo netamente colombiano, Historia de un secuestro presenta la temática del secuestro desde diversos puntos de vista. “Para llevar a cabo la película visitamos cárceles, hablamos con ex secuestrados y con los mismos secuestradores que están presos”. Orlando, ante todo, ama a Colombia y cree en ella. “Sabía que la película la tenía que hacer con personas que conocieran del problema y con extranjeros no lo lograría”, agrega.

“Los personajes tenían que ser demasiado convincentes”, ese era un objetivo de Orlando, y para lograrlo, el director bogotano le entregó a cada uno de los actores un pecado capital, un “karma” y un objetivo dentro del filme con la idea de que los trabajaran en solitario. “Yo no les podía dar los personajes tan construidos porque los iba a manipular”, dice.

Sin duda alguna el objetivo primordial de Orlando Pardo es que la película sea vista por muchas personas y para que se den cuenta de una realidad que ha sido mostrada hasta cierta parte. “Este es otro paso hacia la industrialización del cine nacional”, concluye. (www.entretenete.com).