SINOPSIS
Diego decide aislarse de la realidad porque no entiende la humanidad, le duele su pasado, la imposibilidad de la gente para querer, para soñar. Se encierra en un salón sin ventanas donde transcurren sus días, dibuja en una de las paredes una ventana por donde solo él logra ver el otro lado; una ventana en donde se proyecta su esperanza, su metáfora de la realidad. Un equipo de especialistas hace todo lo posible por sacarlo del edificio abandonado y al borde del derrumbe donde se encuentra y reintegrarlo a la sociedad.
REFERENCIA

Alejandro Gil (Cuba, 1958) es graduado de periodismo en la Universidad de La Habana, se inició en el mundo audiovisual como asistente de la serie televisiva “Algo más que soñar” (1984). Debutó en la dirección con Piensa en mí (1989). Luego, realiza numerosas obras, sobre todo en televisión, y en particular, dramatizados, video clips y algunos documentales. Merecen destacarse Hazlo por Neruda (1997), La leyenda del rayo (1998), el celebrado documental Montaña de luz (2005) y su reciente largometraje La pared (2006).

El director cuenta cómo surgió la idea del film: “El guión de La Pared llega al ICAIC por una convocatoria hecha a guionistas que no pertenecieran a esta institución. Es un guión que ha esperado tres años para hacerse debido a la falta de recursos que todos conocen derivada de la situación del país, pero al que al fin le llegó su tiempo gracias a que el ICAIC atraviesa en estos momentos una etapa bastante buena, ha habido una especie de despertar productivo, aunque supongo que las gavetas aún deben seguir llenas de guiones esperando por presupuesto para poderlos hacer. Una de las ventajas de La Pared es que era un guión sumamente barato, pues necesitaba una sola locación para el 95 % de la película y un parque para el otro 5 % del trabajo, requería de poca utilería, pocos actores y un vestuario mínimo. Esta película tuvo la suerte de no tener la presión de casas productoras extranjeras, pues a veces éstas te imponen determinados requerimientos, sino que fue financiada completamente por el ICAIC y eso me dio a mí como realizador más libertad de trabajo”. (Fuente: www.lajiribilla.cu)

El punto central del film es la decisión que toma el protagonista de aislarse del mundo: “Se trata del cuestionamiento de valores esenciales del hombre, en una etapa de crisis, cuando estos valores no aparecen muy claros. Existe un conflicto existencial, filosófico... El exergo de la película es la frase de Silvio Rodríguez, "la angustia es el precio de uno mismo". Es una encrucijada moral donde los personajes son portadores de conflictos internos. No rehúyo las facetas desagradables ni contradictorias del ser humano. Trato sobre la diferencia, de las relaciones múltiples hacia el interior del hombre y su aventura humana y hacia el exterior, el mundo, el afuera a través de una toma de conciencia, de una actitud asumida, la de interactuar críticamente. Hay una resignificación y vitalización de códigos y claves conocidos. El tema de fondo, lo que de verdad me obsesiona, es que unas personas ejerzan poder sobre otras...”

El director continúa: "El protagonista (Héctor Eduardo), se aísla de la realidad que le rodea y solo ve televisión. ¿Y qué es lo que ve? Guerras, asaltos, invasiones, violencia al por mayor. Y él se procura su propia realidad, su ventana en la pared donde siempre visiona una muchacha con un ramo de flores. Es una película de conceptos, un lenguaje donde hay mucho mundo interior, una película que va a exigir un espectador activo, menos contemplativo. Es una obra que aboga por el diálogo, por la tolerancia, por el respeto de los unos para con los otros, por la verdad." (Fuente: www.bohemia.cu)