SINOPSIS
Es la historia de Mikel, Ana y Carlos, enclavada en el corazón de Madrid, personas que se relacionan mientras buscan su lugar en el mundo, un lugar que cada vez se aleja más del idealizado, del que no existe, y la única solución es partir de lo real, para empezar a construirlo. Gente a la que el destino ha terminado llevando por caminos inesperados, y ahora comparten la necesidad de replantearse sus opciones.
REFERENCIA

Manuel Martín Cuenca (Almería, 1964) comenzó su carrera cinematográfica como ayudante de dirección en la película El mejor de los tiempos (1989), de Felipe Vega. También ha trabajado en este puesto con los directores José Luis Borau, Icíar Bollaín y José Luis Cuerda.

Martín Cuenca también ha impartido clases en la Escuela Nacional de Cine de San Antonio de Baños (Cuba), donde fue coordinador de la cátedra de Dirección. También ha trabajado como docente en la Unión de Actores de Madrid y en la Universidad Carlos III de Madrid.

De 1991 es su primer cortometraje: El día blanco (1991), que fue seguido por otros dos: Hombres sin mujeres (1998) y Nadie (1999).

El juego de Cuba (2001) es un documental sobre la historia del béisbol que cuenta los hechos acontecidos en Cuba desde la Revolución castrista. Producido por Eduardo Campoy, el filme fue premiado en la categoría de Mejor Documental en el Festival de Cine Español de Málaga.

Sin embargo, el trabajo con el que el director andaluz se dio a conocer fue La flaqueza del bolchevique (2003), un estimable drama protagonizado por Luis Tosar y la debutante María Valverde, basado en la novela de Lorenzo Silva.

En 2004 ha colaborado en el documental Madrid 11M: todos íbamos en ese tren, con el cortometraje Españoles por vía de sangre, que cuenta cómo los inmigrantes y sus familiares afectados por los atentados de los trenes de cercanías obtuvieron los papeles y la nacionalidad española como medida especial por ser víctimas del terrorismo.

Malas temporadas (2005), presentada en el Festival de Cine de San Sebastián, es una historia urbana con tres protagonistas desorientados cuyas vidas, en las que predomina el autoengaño, acaban entrelazándose. El filme cuenta la caída y superación de estos seres anónimos que necesitan cerrar heridas para poder seguir su camino. Javier Cámara, Nathalie Poza, Leonor Watling, Eman Xor Oña, Gonzalo Pedrosa, Fernando Echebarría y Pere Arquillué son los protagonistas de esta cinta coral que convoca a una cuarentena de personajes de distintas nacionalidades.

El cineasta cuenta cómo surgió la idea del guión: “Alejandro Hernández y yo queríamos escribir una historia cercana, de personajes emocionalmente en obras, que afrontan como pueden los problemas de su vida. Tomando como referencia lo que está pasando a nuestro alrededor, en Madrid, el argumento surgió de manera espontánea y natural. Incluimos el tema de la inmigración porque es una realidad cotidiana, que existe, está ahí, y que comienza a formar parte de la ciudad. Tendríamos que haber mirado hacia otro lado para contar una historia donde no estuvieran ellos. Alejandro y yo sabemos que no todas las historias que hay en Madrid son como las que aparecen en la película pero, quisimos coger una parte, retratar una mala racha y desarrollarla en la ciudad”.

Martín Cuenca relata su experiencia dirigiendo actores de distintas nacionalidades: “Los actores son personas y cada uno tiene su estilo de trabajo, independientemente de su nacionalidad. Durante los ensayos previos al rodaje tuvimos que controlar el hecho de que había muchos de ellos que no coincidían en ninguna escena pero que adoptaban un mismo tono emocional. Además, existía el contrapunto de que los actores principales son muy comedidos y sobrios frente al tono visceral y vulnerable del colectivo inmigrante. Pero, al final, con estas y otras diferencias, hay momentos donde parece que todos los personajes son uno, porque todos están pasando una mala temporada. Es la reencarnación del mismo personaje en situaciones diferentes, todos viven cosas emocionales parecidas, todos deciden enfrentarse a los problemas”.