SINOPSIS
Georges, presentador de un programa literario por televisión, recibe unos videos filmados clandestinamente, en que aparece él con su familia, junto a unos dibujos inquietantes y de difícil interpretación. Ignora absolutamente la identidad del remitente. Poco a poco el contenido de los vídeos va siendo más personal, lo que hace pensar que se trata de alguien que conoce a Georges hace tiempo. Georges presiente una amenaza para sí mismo y su familia, pero como no hay nada explícito la policía le niega su ayuda. Los indicios acumulados con el tiempo apuntan a una persona a quien Georges habría tratado muy injustamente de niño. ¿Qué ocurrió en esa época? ¿Qué pretende el autor de los videos?
REFERENCIA

Michael Haneke (Alemania, 1942) estudió Filosofía y Psicología antes de dirigir películas, y en su cine convergen ambas formas de exploración existencial. Desde sus primeras obras – Benny’s Video (1992), 71 fragmente einer Chronologie des Zufalls (1994) - ha puesto el escalofriante ojo de su cámara en los rincones más oscuros y desasosegantes de la condición humana.

En un mundo que banaliza la violencia hasta pasar inadvertida, el bávaro Haneke transciende el poder de la imagen y armado de la comprensión psicológica de lo que filma, lleva al espectador a un estado de catarsis impredecible. Enfrentarse a una de sus películas es un desafío a la resistencia psicológica y un pasaporte a los mecanismos de la angustia, a la alienación y el vacío moral del mundo contemporáneo.

Su rotunda visión del comportamiento psicópata quedó sellada en Funny Games (1997), posiblemente la película más asfixiante que se recuerda; ha imaginado el apocalipsis en Le temps du loup (2003) y filmes como Código desconocido (Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages, 2000) o La pianista (La pianiste, 2001) –Premio Especial del Jurado y Premio a la interpretación femenina (Isabelle Hupper), en Cannes- le van a la zaga pero sin alcanzarlo en crudeza emocional. Su violencia no es gratuita. Es objetiva. Quiere despertar a la sociedad contemporánea de su letargo.

Con su último trabajo, Escondido (Caché, 2005), realiza otro viaje a los oscuros secretos del alma humana. Presentada en el Festival de Cannes, Escondido obtuvo el premio de Dirección, otorgado por un jurado presidido por Emir Kusturica. Al margen del palmarés, el film también recibió el premio de la Crítica Internacional (Fipresci) y el Premio del Jurado Ecuménico. “Es un film personal sobre la culpabilidad. Son los espectadores los que definitivamente decidirán la manera de cómo ver el film. No soy un maestro de escuela y por tanto no tengo ninguna lección que dar. Puedo, eso sí, plantear algunas interrogantes de manera más o menos interesantes (…) Casi todos mis films tratan de la naturaleza de la verdad en el cine. Pero dudo, no obstante, que se pueda ver una idea realmente tangible de la verdad cuando se mira una película, pues digo siempre que un largometraje es 24 cuadros por segundo de mentiras, aunque esté al servicio de una verdad concreta“.

Haneke da su opinión sobre esa culpabilidad que muestra en su película, la cual considera “un invento judeocristiano y estamos sumergidos en esta cultura. No puedo ver el mundo bajo otro prisma. Pero la culpabilidad también es un problema filosófico, y no pretendo resolverlo, sólo hablo de ese problema. Al hacer la pregunta: ¿Cómo vivimos sabiendo que a lo lejos, y no tan lejos, nos rodea la pobreza? Sabemos que pertenecemos a la parte del mundo que se asienta en los hombros del otro y lo explota. Ante eso, se puede reaccionar de diversas maneras. El comportamiento del personaje interpretado por Daniel Auteuil, cuando se toma dos pastillas para dormir, es más o menos el de la mayoría de nosotros frente a la mala conciencia que sentimos por el resto del mundo. Cada uno escoge qué pastilla tomar. Algunos dan dinero a organizaciones caritativas. Pero en cuanto se habla de algo concreto, el número de personas se reduce radicalmente”.

Y como en sus anteriores films tampoco aquí la familia sale bien parada: “No intento destruir la familia. Tengo cuatro hijos, y mi casa es el único lugar que considero como ‘mío’. Pero quiero demostrar que cuando una familia se siente amenazada, también es capaz de agredir. La familia no representa sólo la estabilidad, la voluntad y la satisfacción de construir, sino el miedo a perderlo todo. Y este miedo tiene un papel muy importante en la sociedad actual. ‘Haríamos cualquier cosa por no perder nada’ es la frase clave de Escondido”.