SINOPSIS
Buenos Aires, 1977. Un “grupo de tareas” al servicio del gobierno militar secuestra a Claudio Tamburrini y lo traslada a un centro clandestino de detención conocido como la Mansión Seré: una vieja casona de la aristocrácia de la periférica provincia de Buenos Aires. Claudio conoce a Guillermo en esta especie de manicomio carente de reglas, donde varios jóvenes conviven a la espera de que se decidan sus destinos. Tras cuatro meses de cautiverio, Claudio, Guillermo y otros dos compañeros de cuarto, abren la ventana y saltan al vacío en medio de una tormenta y completamente desnudos. Allí comienza su futuro.
REFERENCIA
Israel Adrián Caetano (Montevideo, 1969), a principios de los ’80, llega a Buenos Aires y comienza a realizar películas en video. En 1992 obtiene una beca para estudiar guión en Barcelona, España. En 1995 su cortometraje Cuesta abajo fue presentado como partes de “Historias Breves”.

En 1997 en colaboración con Bruno Stagnaro, escribe y dirige Pizza, Birra, Faso, su primer largo de ficción. No había cumplido 30 años cuando su película es elegida, a último momento, para la selección oficial del 13º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Allí despertó el interés tanto de público como de crítica, algo que se repetiría a cuanto festival fuera invitada.

Caetano filmó después Bolivia (2001), una película que desnuda el racismo que esconde la sociedad argentina, que alcanzó premios en Londres, San Sebastián y Rotterdam, entre otros; El oso rojo (2002), un genuino western urbano, con Julio Chávez, que le valió una invitación a participar en la Quincena de Realizadores de Cannes.

Con producción de Oscar Kramer y Hugo Sigman (K&S Films), Crónica de una fuga es la adaptación del libro de Tamburrini Pase libre - La fuga de la Mansión Seré, y está protagonizada por Rodrigo De la Serna.

De la experiencia que significó esa aproximación al horror ha comentado Caetano:“Hace algunos años comencé a escribir un guión, que se titulaba Subversivo, sobre un militante de la guerrilla que no estaba muy de acuerdo con los métodos violentos. Sin embargo, toma parte del secuestro de un empresario y, cuando sus mismos compañeros terminan dejándolo sólo, su reacción final es la de matarlo. Pasaron muchos años de aquello y hace poco más de un año, me ofrecieron dirigir la adaptación del libro de Tamburrini”.

“Me pareció interesante tomar el contexto como marco, y contar una historia, porque de eso se trata hacer una película", continúa el autor.

Casi toda la película se desarrolla en un único ambiente, en el que los reclusos están a merced de sus verdugos: “Dentro de esa habitación nos dimos cuenta de que podíamos contar una historia de héroes, pero no era mi intención caer en ningún discurso. Además, no tengo demasiado en claro la cuestión ideológica. En esa época yo era demasiado chico. Sé que fueron tiempos de terror, y para mi sigue haciendo falta un debate honesto y amplio de la sociedad al respecto”.

Israel Adrián Caetano confiesa estar comprometido con el cine pero también con los personajes de carne y hueso de su tiempo: “Me gustan los héroes latinoamericanos -y ojo que héroes son también los tipos que se levantan a la cinco de la mañana para ir a trabajar-. Me gusta encontrar heroicidad donde parece no haberla. Una luz, una ventana que se abre. Cuando me propusieron hacer esta película, la imagen que más me atrapó fue la de cuatro hombres desnudos, esposados y escapándose del horror juntos en una noche de tormenta. Una imagen, dentro de su tristeza, tan despojada como heroica. Porque estos cuatro chicos de mi historia son héroes, con todos sus defectos, pero héroes al fin”.