A Tomás, mulato pícaro y optimista, un ciclón le desploma su vivienda el día antes de obtener un trabajo que le permitirá salir de su ambiente marginal. La necesidad de un techo, enreda a Tomás en relaciones amorosas conflictivas. En crisis con su empleo y su vida personal, sus desgracias se agravan cuando su hermano lo implica en un hecho delictivo que amenaza su futuro y su voluntad de cambiar de vida.

Nacido en 1944, Enrique Colina ha sido director de documentales y crítico de cine. Realizó estudios de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas y Francesas en la Universidad de La Habana.

Comenzó a trabajar como crítico de Cine en 1968, realizando además el programa semanal de crítica cinematográfica “24 x Segundo” en la TV. Ha realizado reportajes sobre semanas de cine y festivales en países como México, Portugal, Moscú, España, Checoslovaquia, Colombia, RFA, Costa Rica, entre otros. En este último país, realizó el programa sobre semana de Cine Cubano en Costa Rica, con el cual obtuvo el Primer Premio del Concurso de Periodismo "Juan Manuel Márquez", para Radio y TV.

También ha realizado reportajes filmados sobre producciones del cine cubano y diversos ensayos cinematográficos. Colabora como crítico en la revista Cine Cubano. Ejerce periódicamente la docencia en instituciones como la FEMIS en París y la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños.

Incursiona en el largometraje de ficción con Entre ciclones (2003), que concursa en la categoría de Opera Prima en el Festival de Cine de La Habana.

Esta comedia fue un gran suceso entre el público cubano, quizás por su mirada irónica y fresca sobre la realidad de la isla. El realizador Colina cuenta cómo surgió la idea del film: “Era un proyecto en el cual pensaba desde los años 90, durante la crisis económica propiciada por la caída de la Unión Soviética, todo un verdadero ciclón trastornando nuestras vidas y destinos. La economía paralizada provocó el fin de la promoción del turismo, la circulación legal del dólar, las empresas mixtas, las pequeñas empresas privadas, etc. El resultado fue un abismo entre los que podían tener dólares y los que no los tenían, mientras crecía la marginalidad, el mercado negro, la prostitución, etc. En este contexto, me inquietaba el porvenir de la juventud y de su inserción social en un país donde se propugnaba la igualdad, la justicia y la ética como motores de perfeccionamiento en la emergencia de un pretendido ‘hombre nuevo’, un modelo de virtudes humanistas. Desde entonces, deseaba realizar un film sobre un joven anti-héroe confrontado a los problemas elementales de su existencia cotidiana en medio de esta sociedad precaria y ambigua. Y la metáfora de los ciclones vino de una constante: nuestro destino es vivir entre dos ciclones, el que destruye para volver a reconstruir y el que vuelve a sumergirnos definitivamente".

Colina define a su personaje central, Tomás, como un individuo con una “ausencia definitiva de determinación y de un objetivo central. Grave problema dramático, por demás”, acota el realizador. “Todo protagonista está obligado a dar amor a cualquiera que lo rodea. Y esto se vuelve más difícil cuando las personas viven sin tener ningún objetivo definido en la vida. Pero a mi me gustan los personajes un poco perdidos e inarticulados en sus propios intereses. La vida los ha frenado como lo hace una fuerte corriente en un río. Es una suerte de provocación dramatúrgica anti-heroica, que comprende, sin embargo, una gran parte de humanidad de acuerdo a la arcilla con la cual deseamos trabajar. Por tanto, este personaje es capaz en un instante de reaccionar como un gigante, pero sólo en una única oportunidad.”